ASESRRAEL. Infanticidio.

Después de conocer el balance de muertos en El Líbano.

Sí que encuentro palabras y más que voy a encontrar. Palabras serenas de justicia que sean una forma sana de venganza de tanto niño muerto... niños, niñas, muertos y muertas... Hoy 27 ¿o son 37? No importa.

El editorial del mundo le concede la misma importancia que a los retrasos de Iberia... Indignación mundial y pasividad de las instituciones internacionales...
El mundo es una debacle que se produce en diferentes niveles y proporciones: clima/planeta, Tercer Mundo, Segundones varios y Primer Mundo y sus bolsas de pobreza. Ayer en Madrid un loco con un Mercedes nuevecito, bajo un sol abrasador, en plena carretera en obras (y, por cierto, matrícula 8750-DVJ) me jodió una luna del coche de un puñetazo de histeria; me jodió la luna, el día, el presupuesto del mes y la poca paz que consigo proteger... Pero mi desgracia se empequeñece tanto ante la vergüenza que ni siquiera puedo concederme la tregua de una queja concreta y singular..."Todo se arregla..." que decía mi mamá: yo sé, por experiencia, que todo ha de ser arreglado por alguien y este mundo absurdo de desproporciones enloquecedoras no "se arregla", ni en impersonal ni en pasiva refleja, faltan agentes sociales activos. Israel contra El Líbano, yo contra la injusticia del mundo... Desproporciones.

Quise siempre ser artista, dedicarme a la Belleza... pero tanto desajuste me encaminó a la enseñanza, todavez que la política en la que he participado siempre hallaba su fundamento en la educación... Pero poco puedo hacer ya: puse esta mañana el periódico en la mesa y mi alumna dijo "Qué fuerte, tía" sin mayor interés que el de la educación de responderme.... No es suficiente una foto de un bebé asesinado, ni la de decenas más, ni las del abrazo protector de sus madres, tan absolutamente entregado como inútil, pues murieron igualmente todos; no es suficiente. Ningún gesto aislado lo es y los gestos colectivos desaparecen más y más.

El 11 de septiembre o el de marzo fueron terribles actos de desesperación pero ahora es una puta nación al completo, con sus acuerdos internacionales y toda la fanfarria correspondiente. A esos no sólo no se les va a detener policialmente sino que difícilmente se les va a parar. Yo me quemaría a lo bonzo pra proteger a los niños, yo me dejaría deshollar viva si eso sirviera ¿Qué soy yo? ¿Una hija de Hezbolá o de JesuCristo? ¿Terrorista o mártir de pensamiento? Una puta ciudadana que está perdiendo las formas y la paciencia, que no sabe qué hacer con tanto calor y tanto trabajo para un sobrevivir precario pues conozco que otra como yo, en Beirut, se levanta con el dolor añadido de si podrá proteger a sus hijos de las bombas con un abrazo, si su cuerpo no protegerá el de sus pequeños. Y no... esa sale hoy en los periódicos con un pijama como alguno mío pero un hijo muerto entre sus muertos brazos. Me averguenza mi tristeza particular y me está rompiendo los nervios este macrodesorden organizado. No cesa de brotarme odio, odio justificado contra los hijos de la gran puta que se despiertan cada mañana con responsabilidades excesivas y una conciencia nula.

Esta puta guerra ha estallado en vacaciones: ¡qué alivio para los perros que tenemos por dirigentes mundiales! ¡Cuánto mejor se encaja la cosa si tienes tiempo para llorar en la tarde, tras la siesta, y empalmar con un bañito en la playa! Mucho, mucho mejor, qué duda cabe: siempre diré que mi sentimiento de solidaridad es motivado y egoísta, que como Brecht sé que hoy son ellas y ellos pero algún día, hoy por ejemplo, seremos nosotros... Cuando enfermamos, cuando el sueldo no llega, cuando los niños fracasan y no juegan, cuando carecemos de una vida tranquila y el estrés mata lentamente... Muchos lo pasan mal aquí, en Madrid. Pero hay una jerarquía, compañeros de planeta, y me cago en mi puta pobreza primermundista ante el drama de los hermanos y hermanas del Líbano... ¡y de Israel! ¿Cómo lo estarán viviendo millones de ciudadanos y ciudadanas con memoria y sentimientos, cómplices sin quererlo de una matanza perversa?

No sé si hacerme una camiseta con la foto de los muertos del Líbano, si llevar el periódico a cada casa que pueda cual testigo de gehová o si morirme de asco -no es fácil- y de impotencia. No sé qué hacer y esto me afecta hasta el cuerpo. Tengo el "síndrome de la injusticia patente" y hasta hoy lo canalizo pero necesito ayuda para crear un colectivo: como si fuese esclerosis o Alzheimer, para investigar los síntomas pero, sobre todo, para eliminar los motivos... Sabemos que esta enfermedad la causan un montón de gérmenes con cerebro que orquestan un cáncer mundial al que llaman política: Bush a la cabeza, que es como poner un mondadientes a la base de un edificio... Luego, muros y vanos a lo ZP (de otros ni hablo) desdiciéndose con gestos casi ingenuos de promesas de archivos históricos que refuercen la idea de Justicia... Yo no soy siquiera el polvo que forma un cristal de esta arquitectura del absurdo pero estoy dispuesta a descolocarme y joder el ventanal de la planta alta el día de la peor de las tormentas: si se les desordenan los papeles, ese macabro guión al que se ciñen sin reflexión alguna,quién te dice que no tienen que ponerse a pensar y, de pronto, un sentimiento moral universal los ilumina...
No quiero ver más niños muertos: la infancia es sagrada y si eso no se protege ya no se protegerá nada. No puede ser, no puede ser que ocurra lo que ocurre y las calles estén vacías y no haya manifestaciones por todo el mundo. Deberíamos abrir una peregrinación pacífica por toda la tierra para recoger cada queja y cada grito. Deberíamos hacer una huelga de hambre mundial e indefinida que garantizase el derecho a una vida digna de tantos -la mayor parte del planeta- pueblos y colectivos oprimidos... Deberíamos hacer algo grande pero no podemos: ¡No podemos! El pueblo no tiene el poder ni tiene nada que decir en la política. Suena antiguo y suena a panfleto porque lo políticamente correcto, ergo, realimentador del sistema, es decirnos ciudadanos y aún clientes y no "pueblo". Y, mientras un cerdo esparce dolor desde algún lugar de Tel Aviv o Washington, los niños, sus madres, sus padres, la gente sigue muriendo por el mundo entero.
Señores y señoras, yo, sin bombas adosadas a mi cuerpo, estoy que reviento. Paz en el mundo no sólo implica el cese de las guerras. Esto va hacia un apocalipsis y que nadie se crea que exagero. Con tantos hermanos muertos, muchos agonizamos de desespero y, aún, espero, sinceramente, una pronta respuesta, aunque sea de esas birrias que acostumbra a dar la comunidad internacional...

Mientras el mundo siga así, me veo condenada a los panfletos porque no me queda tiempo para sonetos.Fdo. Kalima Nosís (Equipo Sexpresión)

Pendiente de censura.

Prefiero celebrear el 75 aniversario de la instauración de la II República que el fatídico 70, causa de dolor e injusticia.


Pendiente de censura.

Evidentemente, nos dieron un escarmiento. (Según ellos…) Pleno de razón y derecho. Derecho… ¡Já!… Nunca mejor dicho. Esa mano, la derecha, es la que perdió la dinamitera Rosario Sánchez Mora el 18 de Julio del 36 en el cuartel de la montaña, lo que la convirtió en una auténtica mano izquierda.

Eso nos cuentan convencidos: que nos dieron una gran lección a todos los bastardos comunistas… lección que nos administraron a través de una censura eclesiástica impartida por los sagrados vencedores, y que no fue sino una manera paternalista de protegernos de los ideales liberales así como de toda la chusma que prodigaba esa peligrosa libertad. Ésa que algunos llevamos en la sangre, quienes creemos -necios e inocentes- que por razón y derecho podemos pensar por nosotros mismos. ¡Sapere aude!... Que decían en esa Ilustración que comenzó tanto lío.
Tal fue su forma de protegernos de los delicados inconvenientes que produce la libertad.


Cuando comienzan a matar a los leales generales (que no hacían sino proteger lo que el pueblo democráticamente y por deseo propio instauró), Franco pone a salvo a su familia como el verdadero hombre preocupado por los mas altos y sagrados valores de defensa del sacrosanto núcleo familiar. Y mientras, informa a su cuñado, Serrano Suñer, de los acontecimientos que un plan demente pero efectivo va a llevar a cabo.

¿Quién sería capaz de imaginar entonces que, durante más de cuarenta años, aquellos simples “Tejeros” golpistas resultarían guías de los destinos de los Españoles, además de pasar a la historia como los “Buenos”, que ellos serían quienes justamente habrían derramado su sangre para defendernos a nosotros de nosotros mismos, de nuestra descabellada e irracional decisión política. Estos santos varones fueron dirigidos por un rencoroso militar relegado a comandante en Canarias.

Tenían fácil conseguir sus objetivos, una vez abatido el enemigo, aunque requiriera ríos escarlata… Acabar con la resistencia sería sencillo… Y, cómo no, la iglesia se alió a los golpistas a sabiendas de que eso le reportaría pingües beneficios. La fuerza de estos infames fue excusada con correcta ostia en la cara: algo así como que religión y disciplina son el rezumar físico inevitable de la combustión de la turba.

Resultó tan natural como la evidente corrupción llevada a cabo contra nuestra “desinformada” y “libertaria” muestra de lealtad a las ideas republicanas, “mal-fundadas” y caprichosas. Ese descolocado ideario cargado de una “irreal y estúpida felicidad” manada de un proyecto de convivencia pacífica y fraternal -¡descabezada! ¡carente de una efectiva dirección paterna!-, elegida por unos analfabetos proletarios españoles que lograron un atisbo de exitosa embriaguez que no podía llegar muy lejos.
Para eso estaban ellos, nuestros salvadores… Duró, así, poco: tan solo cinco años de paz precaria.

Y, por demás, nos quieren hacer creer que no hubo ejecuciones; no. Fue “selección e higiene”, “limpieza de preceptos” a través de selección de personal. Por idearios más coherentes y realistas, muertas las libertades, caminaríamos de la mano hacia una idílica convivencia basada en los valores inexpugnables y completos de católica y sagrada forma familiar.
No se despisten, la familia hoy sigue siendo la idea primigenia e indispensable del status básico de correcta supervivencia. Aunque “nuestra” sociedad hoy se disfrace y enriquezca en gran variedad de formas: todo en defensa de la familia. ¡Já!

La derecha española actual sigue empecinada en cerrar la boca a la historia (lo hace incluso la “izquierda” socialista). Diestra que habla de derrota y de bajarse los pantalones al dialogar con ETA: por hablar de paz. Es mejor mantener el conflicto para justificar la millonaria inversión que se realiza en la persecución que no tiene otro nombre que venganza. A ésta se le denomina Justicia, pese a ser “su” justicia. Y recordemos que, días antes de su muerte, Franco firmaba las últimas condenas a pena capital: en cuestiones de justicia como represalia no parece que hayamos avanzado demasiado

Así, cuando las superpotencias actúan con abuso, si les estampan dos aviones contra unas torres, los autores son terroristas ¿Y el sistema que favorece el débil y absurdo reparto de los recursos? ¿Por qué las políticas que causan dolor y carencia mortales no reciben nombre alguno? ¿No son esas políticas tan asesinas como el que no tiene que perder y, llevado por la desesperación, se vuela en un autobús israelí? Éste lo hace en nombre de su justicia, la que considera adecuada: su familia un día murió en un ataque preventivo. ¿A quién perseguimos? ¿No sería lo correcto no dar motivo a ese cabreo espiritual que sufren tantos humanos mediante una actuación justa, con sincera intención de resolver y no acrecentar las diferencias? Polisemias de la justicia.
No.
Mejor cerrar bocas: así invertimos en seguridad, con fundamentos, con motivo, por derecho y porque da pasta.
Triste cerrazón para callar lo injusto que en un largo periodo de nuestro país ocurrió. Como si la guerra se hubiese perdido porque la pólvora roja estaba húmeda y defectuosa y el frente republicano formado por locos que, en definitiva, defendían ideales de esperanza y libertad. ¿Permitiremos que las Milicias Políticas o el UMRA (Unidad militar republicana antifascista) pasen a la historia como irracionales asesinos, terroristas, antisistema o cualesquier forma en la que nos llamasen ellos? ¿Por qué tal empeño de los hijos de la derecha en ocultar las atrocidades cometidas por sus antepasados? ¿Acaso se sienten partícipes?

Ahora nos mantienen distraídos, velan por nuestra salud, disfrazan la política de doctora del sistema humano, prescribiendo un vergonzoso Estado de Bienestar exclusivo de un porcentaje infinitesimal de la globalidad mundial.

Pensamos si no serán tan asesinos como los desesperados los representantes de los estados y todos cuantos nos hacemos los sordos durante esas grandes comilonas, financiadas por los contribuyentes, cumbres desarrolladas entre sonrisas y bromitas de nuestros resultones y chistosos mandatarios (correctamente asesorados sobre imagen), donde nunca falta alguna que otra anécdota frívola sobre guiños o miraditas cómplice.
Mientras tanto, la mayoría, el tercer mundo, muere, da igual de lo que sea: hambre, paludismo, tuberculosis, SIDA (gracias a las industrias farmaceúticas) o simplemente volando en pedazos por si hubiera sido un terrorista en lugar de un civil.
No podemos reírnos, cada vez nos cuesta más. Sentimos una gran impotencia y nos preguntamos quién hace aquí algo para evitarlo.

Cuando Azaña perdonó la vida, y concedió luego la libertad, al General Sanjurjo, después de su intento de golpe poco antes del 36, actuó con benevolencia. Mientras tanto, el General Mola hablaba de que, una vez levantada la sublevación, se debía de actuar con “implacable y justiciera acción”, es decir, fusilando hasta el final, causando muerte, sembrando terror y miedo. ¡Qué de sangre pesa sobre estos nombres, golpistas cualquiera con la fortuna de la más injusta de las victorias! General Sanjurjo, Francisco Franco, Goded, Cabanella, Queipo de LLano –farsante republicano-, Villegas, González Carrasco, Saliquet, Fanjul, Orgaz, Varela, Kindelán, Francisco Borbons y otros muchos nombres que, como ellos, sembraron el terror en una joven democracia. La mayor parte de ellos, comandantes nombrados generales por Paquito a quien Fanjul llamaba con desdén “Miss Canarias 36” por la falta de arrojo y de huevos que mostró durante la maduración de la conspiración antirrepublicana. Aquel que no demostró arrojo hasta que le dio por convertir en mártir a Francisco Largo Caballero. Una baja, una más, y hay estaba la ley-venganza que antes comentaba. Que alguien me explique si hay alguna justicia en esta proporción: asesinados Romerales, Santiago Casares, así como Núñez de Prado, Batet, Campins, Molero, Salcedo y Caridad Pita. Ellos y ellas sólo son parte de una larga lista de hombres y mujeres de derecho que murieron por defender la ley y la república, hombres y mujeres que dieron sus vidas en nombre de ese derecho popular y de la Constitución democrática que, como nuestra democracia de hoy, debiera velar por todos y por todos ser defendida.





Ni que decir tiene que a esta lista de asesinos, de culpables de aquel genocidio, hemos de sumar a los financieros que, como Juan March, Herrera o Gil Robles, cedieron dinero de sangre al demonio. Sin olvidar a Berlín, a quien pedimos armas que Hitler se decantó por ofrecer a Franco.
Cuando, el 20 de julio, los anarquistas de Barcelona rechazaron el empuje golpista fascista, se fraguaba entre vanas alegrías que el día 21 un convencido García Olivar, convertido en profeta, viese y dijera claramente que ése era el comienzo de la derrota. Él sí era profeta, no como Largo Caballero quien, disponiendo de datos, sabía que, a corto plazo, sería innecesario presidir el Consejo de Ministros ya que éste sería eliminado
“Divide y vencerás”: los defensores de la república, abiertos a la discusión, discreparon entre ellos; no así en las filas sublevadas. Durante toda la guerra, la gente sensible, los que no eran ajenos al sufrimiento, en las filas rojas, dudaban sobre la cordura de continuar con la locura: ésa era una muestra de debilidad. Sin embargo, las pocas voces que se alzaron en las líneas azules fueron inmediatamente reprimidas, enmudecidas, acalladas, asesinadas: ésa fue su muestra de fuerza una, grande y ¿libre?
Aquella primera bala, la que penetró y mató, el 17 de julio aquel en Marruecos, a Romerales, fue orden de matanza. A los que defendieron nuestra comunidad por derecho sólo se les trató como basura y se les enterró anónimamente en muchos, demasiados casos, en fosas comunes, sin derecho a honor alguno, únicamente el de quedar sepultados en tumbas de cal higiénica, agujeros colmados de rojos, “insurgentes” y peligrosos comunistas.

El que crea que quien quiere averiguar dónde fue masacrado un familiar pretende revolver en la basura, que no hubiese consentido que se cerrase la bolsa sin saber antes qué había dentro.
Disponen y dispusieron esta farsa a costa de tiros, del silencio en prenda de miedo, abanderados con las lanzas por cojones, una gallina impostora que suponía una mofa hacia los originales y legítimos signos constitucionales, convirtiéndonos en bueyes y subyugando las libertades.
Ya se encargaron los revisionistas como Arrarás y Pemán de justificar la sublevación de los inmorales del 18 de julio para dar una buena versión que explicase con racionales motivos tan necio movimiento. ¡Y lo enseñaron en la Escuela donde habían instaurado un régimen militar! Hasta a De la Cierva, a quien tanto se ha de agradecer, hemos de perder nuestro respeto; pero esto son ideas particulares mías. ¡Qué vista tenía Paquito! Bombas desde aviones: fijaos en lo aplicados que fueron y qué bien aprendieron las grandes potencias de una tan simple idea. ¡Mirad a Israel! ¡Qué estilo más depurado! Israelíes, que fueron hijos del sufrimiento, ahora bombardean El Líbano con sus aviones sembrando de sangre inocente en pos de su lucha antiterrorista a costa de sangre civil. Víctimas del nazismo como fueron, comportándose como auténticos xenófobos fascistas, elevando terrorismo a “n” potencia, desplegando artillería contra las piedras del castigado Oriente Próximo.

Y hoy nuestro socialista gobierno español osa afirmar que en la guerra todos cometieron atrocidades… Pero Zapa… “¿tú, tas flipao?” (De buen rollito…) ¿Quiénes? ¿Cómo? ¿Cuántos?... ¿No lucharía hoy nuestro ejército contra todo aquel que se sublevara contra nuestra querida monarquía parlamentaria? ¿No es lo que tendríamos la obligación de hacer? Qué le parecería que dentro de 20 años se le tratase de rojo con desdén, qué cara de gilipollas se le pondría a Zapatero después de tales afirmaciones si comenzasen a morir extrañamente generales de nuestra democracia. ¿Se mataría con la misma impunidad con la que lo hicieron ellos, sin previo Consejo de Guera, tal como sugirió el … del General Mola? Otra nueva insurgencia lo repetiría, así que, mucho ojito, porque los pueblos sin memoria están condenados a repetir la historia y es propio de humanos velar a los muertos para asumir la pérdida.
De las víctimas de un bando y de otro no hay ni habrá nunca justificación ni de número ni de forma: nos mataron más y nos violaron con la misma impunidad que hoy se mata a civiles por presuntos terroristas. El balance de muertos es: auténticos terroristas, uno; gente sencilla, el resto; daños colaterales, familias enteras. En la guerra civil nos matamos entre hermanos.

Ya escribió Rojo en el 61, tras su vuelta del exilio al hogar (engañado por Franco), que se falseaba la historia. Fue encarcelado a su vuelta, acusado como un enemigo público y tratado como un delincuente cualquiera. Hipocresía… Y Franco repitió con miseria y lentitud inhumanas el gesto de Azaña con Sanjurjo.

Estamos tan idiotizados en la burbuja del estado de Bienestar que no vemos más allá de la distancia entre nuestras narices y el televisor. Creemos que hemos perdido el cénit, nos hemos idiotizado tanto que la angustia ya no brota de nuestros diafragmas mientras comemos como cerdos y en la pantalla, en el telediario del mediodía, vemos, ajenos, el hambre en el vientre henchido de un niño desnutrido y con la boca llena de moscas. ¡Lo han hecho a posta! ¡Nos han acostumbrado! ¡Nos han dormido y además, nosotros, somos unos vagos! Y decimos, como decía Rojo, que no se trata de escribir para el público de hoy sino para aquellos a los que, con el tiempo, se les haya caído la cara de vergüenza. Y en el caso de que no hayamos sido capaces en vida, en esta vida, de averiguar qué pasó, y qué fue realmente de nuestros familiares, nuestra generación habrá fracasado.

Sexpresión.

NOTA: no lo van a conseguir, no va a resultar que los insurrectos, detentores y fusiladores fuesen los ideales republicanos en lugar del General Mola o Franco. Por cierto, a qué esperan nuestros mandatarios para quitar determinados ofensivos símbolos y nombres de nuestras calles y vidas. Que no se crean que, por mucho tiempo que pase, vaya a llegar el día en que no sepamos quiénes eran.

Sexpresión apoya que se abra un archivo histórico tan veraz e imparcial como valioso para los que vengan a este mundo ingrato. Tienen derecho a que nos tomemos el tiempo de equiparles adecuadamente de las herramientas necesarias para comprender tanto absurdo. Y, quizá, no volverá a repetirse.


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RESPIRA.

Bien "Jhond'o.











Por bien j'odio.

Oda a Eolo, soplón de sobra.

Molinera.

Quijotesca idea la suya,

solo en su cabeza cierto era,

gigantes para el resultaron ser

aquellas giratorias estructuras.

Carrerón el que se dio este ido

ante los incrédulos

y alucinados ojos

del “pobre” rechoncho Sancho.

Mas de piedra esos mounstruos eran,

de aleaciones hoy el hombre los crea.

De que poco le sirviera su casco de barbero´

algún orinal hoy luciera

antes de que le parare la benemérita.

Que ser antiterrorista es lo que hoy se lleva.

Omm Krixis.

Hermabifródito. ( Final de la noche.)

( Esmalte y barniz sobre madera) Fotografia nocturna. Rincon pictórico.

De dedos y arcilla.

Ceramista, ceramista.

Manos con guantes de barro,

de ser trabajado,

manoseado y prensado,

amasado al punto justo.

Como si de masa de pan se tratara,

buscan las manos el punto ideal, 

el tacto exacto de trabajo perfecto

que se ofrezca libre y dúctil

a tomar forma.

Recibe así como de un Dios,

vida,

ser modelado y al fin cocido

para afianzar resultado 

en relativa dureza

mas tarde descascarillada.

Al fin obra,

al fin forma… que perdure.

Omm Krixis. Sexpresión. 

(Fragmento de Egoimplosión)

Esmalte sobre madera.

¡ Qué cosas !

Descubrir por simplemente ver,

mero estar y,

sin participación consciente, procesar...

Pasa sin medida el tiempo

porque ha de pasar,

cabalgo las horas,

troto los minutos

en segundos que galopan,

con o sin cordura;

Interpreto entornos,

pago exposiciones

al rededor en que buceo

por sentencia de estar.

Omm Krixis. Sexpresión.

Carente de vida

Vida que no lo es.

Corazón de piedra, sentidos de mineral, mirada de barro.

Rotura inerente al mas mínimo golpe, fractura cristalina,

no vive...

muerte.

Omm Krixis.