lunes, julio 31, 2006

Después de conocer el balance de muertos en El Líbano.

Sí que encuentro palabras y más que voy a encontrar. Palabras serenas de justicia que sean una forma sana de venganza de tanto niño muerto... niños, niñas, muertos y muertas... Hoy 27 ¿o son 37? No importa.

El editorial del mundo le concede la misma importancia que a los retrasos de Iberia... Indignación mundial y pasividad de las instituciones internacionales...
Posted by PicasaEl mundo es una debacle que se produce en diferentes niveles y proporciones: clima/planeta, Tercer Mundo, Segundones varios y Primer Mundo y sus bolsas de pobreza. Ayer en Madrid un loco con un Mercedes nuevecito, bajo un sol abrasador, en plena carretera en obras (y, por cierto, matrícula 8750-DVJ) me jodió una luna del coche de un puñetazo de histeria; me jodió la luna, el día, el presupuesto del mes y la poca paz que consigo proteger... Pero mi desgracia se empequeñece tanto ante la vergüenza que ni siquiera puedo concederme la tregua de una queja concreta y singular..."Todo se arregla..." que decía mi mamá: yo sé, por experiencia, que todo ha de ser arreglado por alguien y este mundo absurdo de desproporciones enloquecedoras no "se arregla", ni en impersonal ni en pasiva refleja, faltan agentes sociales activos. Israel contra El Líbano, yo contra la injusticia del mundo... Desproporciones.

Quise siempre ser artista, dedicarme a la Belleza... pero tanto desajuste me encaminó a la enseñanza, todavez que la política en la que he participado siempre hallaba su fundamento en la educación... Pero poco puedo hacer ya: puse esta mañana el periódico en la mesa y mi alumna dijo "Qué fuerte, tía" sin mayor interés que el de la educación de responderme.... No es suficiente una foto de un bebé asesinado, ni la de decenas más, ni las del abrazo protector de sus madres, tan absolutamente entregado como inútil, pues murieron igualmente todos; no es suficiente. Ningún gesto aislado lo es y los gestos colectivos desaparecen más y más.

El 11 de septiembre o el de marzo fueron terribles actos de desesperación pero ahora es una puta nación al completo, con sus acuerdos internacionales y toda la fanfarria correspondiente. A esos no sólo no se les va a detener policialmente sino que difícilmente se les va a parar. Yo me quemaría a lo bonzo pra proteger a los niños, yo me dejaría deshollar viva si eso sirviera ¿Qué soy yo? ¿Una hija de Hezbolá o de JesuCristo? ¿Terrorista o mártir de pensamiento? Una puta ciudadana que está perdiendo las formas y la paciencia, que no sabe qué hacer con tanto calor y tanto trabajo para un sobrevivir precario pues conozco que otra como yo, en Beirut, se levanta con el dolor añadido de si podrá proteger a sus hijos de las bombas con un abrazo, si su cuerpo no protegerá el de sus pequeños. Y no... esa sale hoy en los periódicos con un pijama como alguno mío pero un hijo muerto entre sus muertos brazos. Me averguenza mi tristeza particular y me está rompiendo los nervios este macrodesorden organizado. No cesa de brotarme odio, odio justificado contra los hijos de la gran puta que se despiertan cada mañana con responsabilidades excesivas y una conciencia nula.

Esta puta guerra ha estallado en vacaciones: ¡qué alivio para los perros que tenemos por dirigentes mundiales! ¡Cuánto mejor se encaja la cosa si tienes tiempo para llorar en la tarde, tras la siesta, y empalmar con un bañito en la playa! Mucho, mucho mejor, qué duda cabe: siempre diré que mi sentimiento de solidaridad es motivado y egoísta, que como Brecht sé que hoy son ellas y ellos pero algún día, hoy por ejemplo, seremos nosotros... Cuando enfermamos, cuando el sueldo no llega, cuando los niños fracasan y no juegan, cuando carecemos de una vida tranquila y el estrés mata lentamente... Muchos lo pasan mal aquí, en Madrid. Pero hay una jerarquía, compañeros de planeta, y me cago en mi puta pobreza primermundista ante el drama de los hermanos y hermanas del Líbano... ¡y de Israel! ¿Cómo lo estarán viviendo millones de ciudadanos y ciudadanas con memoria y sentimientos, cómplices sin quererlo de una matanza perversa?

No sé si hacerme una camiseta con la foto de los muertos del Líbano, si llevar el periódico a cada casa que pueda cual testigo de gehová o si morirme de asco -no es fácil- y de impotencia. No sé qué hacer y esto me afecta hasta el cuerpo. Tengo el "síndrome de la injusticia patente" y hasta hoy lo canalizo pero necesito ayuda para crear un colectivo: como si fuese esclerosis o Alzheimer, para investigar los síntomas pero, sobre todo, para eliminar los motivos... Sabemos que esta enfermedad la causan un montón de gérmenes con cerebro que orquestan un cáncer mundial al que llaman política: Bush a la cabeza, que es como poner un mondadientes a la base de un edificio... Luego, muros y vanos a lo ZP (de otros ni hablo) desdiciéndose con gestos casi ingenuos de promesas de archivos históricos que refuercen la idea de Justicia... Yo no soy siquiera el polvo que forma un cristal de esta arquitectura del absurdo pero estoy dispuesta a descolocarme y joder el ventanal de la planta alta el día de la peor de las tormentas: si se les desordenan los papeles, ese macabro guión al que se ciñen sin reflexión alguna,quién te dice que no tienen que ponerse a pensar y, de pronto, un sentimiento moral universal los ilumina...
No quiero ver más niños muertos: la infancia es sagrada y si eso no se protege ya no se protegerá nada. No puede ser, no puede ser que ocurra lo que ocurre y las calles estén vacías y no haya manifestaciones por todo el mundo. Deberíamos abrir una peregrinación pacífica por toda la tierra para recoger cada queja y cada grito. Deberíamos hacer una huelga de hambre mundial e indefinida que garantizase el derecho a una vida digna de tantos -la mayor parte del planeta- pueblos y colectivos oprimidos... Deberíamos hacer algo grande pero no podemos: ¡No podemos! El pueblo no tiene el poder ni tiene nada que decir en la política. Suena antiguo y suena a panfleto porque lo políticamente correcto, ergo, realimentador del sistema, es decirnos ciudadanos y aún clientes y no "pueblo". Y, mientras un cerdo esparce dolor desde algún lugar de Tel Aviv o Washington, los niños, sus madres, sus padres, la gente sigue muriendo por el mundo entero.
Señores y señoras, yo, sin bombas adosadas a mi cuerpo, estoy que reviento. Paz en el mundo no sólo implica el cese de las guerras. Esto va hacia un apocalipsis y que nadie se crea que exagero. Con tantos hermanos muertos, muchos agonizamos de desespero y, aún, espero, sinceramente, una pronta respuesta, aunque sea de esas birrias que acostumbra a dar la comunidad internacional...

Mientras el mundo siga así, me veo condenada a los panfletos porque no me queda tiempo para sonetos.Fdo. Kalima Nosís (Equipo Sexpresión)
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