martes, mayo 02, 2006


REQUIEM DE PROZAC
Cualquiera: no piensen de él que es una persona especial, ni que tenga nada en particular: quién camina por la calle sobre sus pies. Le duelen los hombros, está cansado de trabajar, piensa. "Es un poco molesto", sigue pensando. Y le molesta, del pie derecho, el pulgar, el del pie ,ese dedo en el que él se concentra también ahora a pensar. No percibe que, desde fuera, se puede apreciar que su cansado cuerpo empieza a cojear. Y no acaba ahí la cosa, que aún hay más: ¿cómo va a entrar en la oficina? En el párpado un tic comienza a notarse. ¡Qué pocas ganas tiene de entrar! Pero no tiene más opción: ha de rendir para otros le duela o no.
Un coche pasa y, como ha llovido, uno de los charcos, combinando neumático y el rodar de la velocidad, hace su papel normal: tantas manchas en el traje como en la intimidad, violación.
Una vez que se inflaman los lacrimales, el reto del proceso -llorar- es completamente normal. Si pudiera llorar, tanto como necesita, tal vez se podría llegar a deshidratar. Y todo por el mismo motivo que la mayoría de los demás: por sumirse en la incapacidad, por no disponer del espacio-tiempo que le rodea pues a de cumplir para con el protocolo de triunfar; carece así, entonces, de su propia vida que, siente, es manioulada por hilos que él no ve con los ojos, mas les percibe trajinar y, a duras penas, soporta sobrevivir en esta vida que es, de puro artificio, artificial.
Esa, su realidad. Réquiem a una vida tan triste, tan ignorada... Hasta para su propio consumidor. Consumidores de historias abocadas igualmente a un mismo final, al único lugar que para todos es el exacto, al mismo tránsito del que una vez uno se ha ido. Sólo los congéneres que tras de si resten en el absurdo de esta vida o tal vez sólo alguno habrá de recapitular y acordarse de ese inocente.Para bien o para mal… RÉQUIEM DE PROZAC.OM KRIXIS .
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